domingo, 17 de abril de 2011

Historia de vida ...

Don Pedro Ramón Mare, hijo de Don Bernardo Mare y Doña Soledad Casuccio, nació en Chivilcoy un 16 de marzo de 1933. Fue el décimo de 17 hermanos. Familia numerosa si las hubo!.
De infancia en el campo, a los 17 se cargó con sus ilusiones en los hombros y junto a su hermano inmediatamente mayor, (Osvaldo), se mudó a Bs As, a trabajar en una sastrería de medida y a vivir en una pensión del barrio de Once.
Allá por 1951, la Cra Evita le otorgó, por medio de un plan de viviendas a la numerosa familia Mare, un departamento en el barrio de Floresta, en  los nuevos Monobloks de Olivera y Rondeau, próximos al parque Avellaneda. Ya viuda mi abuela, pudo volver a reunir a todos sus hijos solteros bajo un mismo techo.
Obrero de una sastrería de San Martín y agremiado al sindicato SOIVA, Pedro, (mi finado viejo), conoció a Doña Zulema, (mi vieja). Sesenta años después, todavía me pregunto como hacía en aquella época para trasladarse de Floresta a San Martín todos los días.
Tipo alegre y jovial, hincha de River hasta la médula, pobre viejo, le tocó que sus dos hijos le saliéramos Bosteros. Oyente admirador del tango de Angel Vargas, Di Sarli, D´arienzo, Julio Sosa y del folklore de Cafrune, Guaraní, Hernán Figueroa Reyes y Larralde, de quien me transmitió la Herencia pa´un Hijo Gaucho. Gran asador, bebedor de Cognac Otard Duppuy Reserva,  laburante hasta su muerte, sus convicciones siempre fueron firmes. Ya casado con mi vieja, alquilando, formaron su primer hogar / taller frente a la estación de Malavert, del FFCC Mitre ramal JLSuárez. Allí discurrieron los primeros años de la familia, con calle de tierra en la puerta y lechero con carro tirado a caballo, a media cuadra de casa.
Discutidor empedernido con la radio y sus noticias, mi viejo nunca se aguantó a los embusteros de la política. Peronista de Perón, las alegrías y tristezas profundas de su vida siempre estuvieron ligadas a épocas Peronistas y sus caídas. Primeras vacaciones en la costa en febrero del ´74; tristeza profunda cuando la muerte del Líder, aquel penoso 01 de julio del ´74; tristeza mayor imaginando lo que venía, cuando un 24 de marzo cayó el gobierno de la viuda …
Continuó laburando como burro los años que siguieron. Claro que ganando lo justo para mantener su familia, aportando sobre el básico de convenio, (una lágrima), y ganando en negro el 80% de lo que cobraba. Hombre simple y patriota, a pesar de despreciar a los milicos, nos alegramos en familia y nos comimos el cuento de la Guerra de Malvinas.
Tristeza por la derrota de Italo y gran alegría con el triunfo del Turco traidor, recuerdo con mucho cariño el abrazo de aquel domingo por la tarde, cuando yo ya hombre, me cruzaba con mi viejo, entre lágrimas y gritos de VOLVIMOS al gobierno!! Los buenos tiempos peronistas volvían a marcar la esperanza en una familia de trabajo.
Pero claro, a los 57 años, después de 40 años de enhebrar agujas en su trabajo de sastre, la vista le empezó a jugar en contra. Empezó a necesitar de la obra social que lo atendía con parches. Una operación en la vista lo puso al borde de la ceguera, el retiro y jubilación estaban en la puerta.
En agosto de 1990, después de darse cuenta que la vida le jugó feo, que haber trabajado tantos años solo le dejaban en las manos la magra cosecha de la supervivencia con una miserable jubilación básica y con un turco en su apogeo de desvergonzadas traiciones. Pedro decidió aquel 24 de agosto de 1990 volver al andén de la estación Malavert ….
Julio Sosa termina su Cumparsita recitando… “por eso canto tan triste, por eso … “    
Vaya el recuerdo para mi Papá querido. Te honro Viejo cada día de la vida, en cada uno de mis actos. Gracias por darme vida.

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